martes, 30 de agosto de 2016

"La Universidad como derecho y no una obligación" Por Daniela Leiva Seisdedos




OPINIÓN - EDUCACIÓN 
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La vida después de la escuela secundaria, este planteamiento es radical según la sociedad y esto sin dudas afectará el futuro de los ingresantes. Recordemos que la educación primaria y secundaria en Argentina es obligatoria.
La vida de los estudiantes post secundaria muchas veces se ha planteado así: después de la primaria viene la secundaria y finalmente la universidad. Algunos alumnos dicen que ir a la universidad es seguir siendo estudiante pero ya no en forma obligatoria, "es que ahora todo depende de mí", esta frase que suena como sentencia, significa crecer. Desde pequeños nos enseñaron que debemos tener estudios superiores para conseguir un buen trabajo. Muchas veces nos han repetido que todas las personas que son cultas se debían a que habían ido a la universidad, lamento decirles a esos eruditos que existe algún otro camino. Hay una falsa creencia de que si no vas a la universidad no sos nadie.
Especialistas afirman que la escuela es el ámbito natural donde se construyen las vocaciones, me pregunto ¿es una vocación ir a la Universidad? o ser buena gente y por ende ser una persona lograda a nuestra sociedad.
La vocación es más importante que ver cómo está el mercado laboral, aunque esto tampoco se debe obviar en planear muchas veces cuando se planea el futuro luego de la Secundaria. Los docentes podemos dar fe de la gran confusión que sufren los chicos cuando están terminando la época del colegio secundario. La mayoría de nuestros alumnos confiesan que todavía no está decidido qué hacer, esto ocurre en uno de los colegios en donde doy clases, Nuestra Señora de Lourdes, pero no es exclusivo. Es una incertidumbre que se repite en otras tantas escuelas a estas alturas del año, el sistema educativo nos demuestra una vez más que no hay programas educativos que enseñen o preparen para el día después de la secundaria. Se les llama adolescentes porque ellos atraviesan una edad llena de espacios en blanco, de dudas. Y sí, van creciendo y carecen de algunas certezas respecto al futuro, pero ahí debemos estar los adultos comprometidos con el bienestar de estos chicos para guiarlos. Están preocupados y a su manera se ocupan del devenir. Por eso, en este proceso de decisiones, hablan con sus padres, profesores y amigos.
Muchos pedagogos dicen que ir a la universidad mejorará la calidad de vida de ellos y les abrirá las puertas a nuevas y mejores oportunidades de trabajo. Sin embargo, todos en el fondo aspiran a estar mejor, a tener satisfacciones en la vida y un nivel adquisitivo que les permita disfrutar de un buen estilo de vida.
La Argentina es el país de América Latina con mayor porcentaje de jóvenes que comienzan estudios terciarios y universitarios según la UNESCO, 2010, pero…. estadísticas recientes muestran que de cada 100 alumnos que ingresan en las universidades argentinas sólo se reciben 20; incluso, una parte de los egresados declara su angustia ante la idea de que durante los próximos 40 o más años deberán ejercer una profesión que no les interesa.
Muchos padres cargan a sus hijos con lo que no pudieron ser ellos y obligan a sus hijos ir a la universidad como una premisa. En el país que se viene debemos estar todos incluidos, los que fuimos a la universidad y los que no, como por ejemplo muchos de nuestros padres que son excelentes personas de bien y no fueron jamás a la universidad.
Es una falacia que la educación superior crea líderes que ayudan a sus familias a mejorar su calidad de vida. Muchas personas estudiaron en la universidad, ellas querían tener una mejor situación económica, lo lograron pero nunca se destacaron y se dedicaron a otra cosa porque llegaron a emplearse en puestos que no necesitan esa formación. En los empleos públicos abundan de estos ejemplos. En la senda del bien todos los caminos conducen a la buena vida. Seas lo que seas, hazlo lo mejor posible.
Muchas veces ir a la universidad sin saber porque, se convierte en una carrera a favor de la frustración rápida, más allá del análisis familiar si es caro, extenuante, etc.
Quien mejor representa el éxito al dejar de ir a la universidad es Bill Gates, al fundador de Microsoft, sus padres lo incentivaban con dinero para estudiar, aunque creo que la universidad si juega un papel esencial, pero es un derecho ir a ella.
Renunciar a tus estudios universitarios para perseguir nuestros sueños con dedicación y disciplina, puede darte increíbles resultados, ser bueno a la sociedad y también serás parte de ella.
(*) Daniela Leiva Seisdedos exclusivo para Cadena BA. 28/08/2016




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