jueves, 7 de febrero de 2019

El lenguaje musical y la Evolución de la Pedagogía Musical. Betina di Franco


270px-Op27_1_seg_movCuando escuchamos la radio, vemos una película, asistimos a un evento, a un concierto o a una ceremonia social o religiosa, oímos música.
La música es una parte fundamental de nuestras vidas. En ella participan nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad.
La música se siente, pero se goza más cuando se comprende, y la audición musical suele plantear muchos interrogantes que solo responden a través del conocimiento, la experiencia musical y una actitud crítica y abierta.
Es importante señalar, antes de desarrollar este tema , que el logro de la creación ,tanto en niños como en adultos, no es un camino fácil. Orientar las posibilidades infantiles en ese aspecto es tarea ardua, y necesita ductilidad, sensibilidad y comprensión por parte del maestro.
Hay en el niño una potencia creadora que el maestro debe y puede aprovechar; pero los resultados dependerán del método elegido para estimularlo.
Si se vuelve la mirada a los pueblos de la antigüedad, llama la atención comprobar la importancia que en Grecia se le asignaba a la música dentro de la educación.
Platón dice: “Formemos nuestros guerreros comenzando por la música más bien que por la gimnasia” (La República; 380 a.C.). Él consideraba que la música tenía una influencia decisiva en la formación del carácter y que debía enseñarse desde la infancia, desarrollando la voz y el aprendizaje de un instrumento.
Es a Carlomagno a quien se le debe el gran empuje que toma la música y su enseñanza en el mundo occidental, pues ordena crear escuelas en monasterios y catedrales para la práctica musical.
Durante la Edad Media, son los monjes los que se hacen cargo de la enseñanza musical, teniendo ésta gran relación con el oficio religioso.
Con el Renacimiento nace el culto al virtuosismo: la música deja de ser una manifestación íntima y toma carácter de espectáculo y, más tarde, con la Reforma, los métodos que eran para unos pocos, deben popularizarse. Así es que tanto los luteranos como los calvinistas propician una educación para todos los niños y jóvenes como en la antigua Grecia.
Terminadas las luchas religiosas, se afirma el Humanismo, originando un gran movimiento pedagógico.
En el siglo XVII, Comenio en la Didáctica Magna dice: “La música es imprescindible para la educación desde la escuela materna. Nada hay en la inteligencia que no haya pasado antes por los sentidos”.
Froebel, iniciador de los jardines de infantes, saludaba a los niños cantando y obtenía de ellos respuestas cantadas. El niño debía ejercitarse en el canto, modelado y pintura, pero no para llegar a ser un artista sino para desarrollar en forma total su naturaleza, para tener conciencia de sus intereses y para llegar a apreciar el verdadero arte.
Frederick-Froebel-Bardeen
Frederick-Froebel-Bardeen
Algunos de los grandes pedagogos de la música son: Jacques-Dalcroze (1895-1950), cuyo método comprende la rítmica, el solfeo y la improvisación; Maurice Martenot (1898), quien sostiene que los conocimientos musicales se den a través del juego; Carl Orff (1895), que con éxito reforma los procedimientos didáctico-musicales y su característica sobresaliente: la creación; y, por último, Edgar Willems (contemporáneo), que nos dice que todo niño llega al mundo en las mejores condiciones para recibir educación musical, y propone como objetivos que los niños amen la música, que se les de la oportunidad a todos de hacerla y que los maestros doten a la educación musical de raíces profundamente humanas y que favorezcan, mediante la música, el desenvolvimiento del niño. Todos estos pensadores de la pedagogía musical han sido fundamentales para el desarrollo de esta.
En consecuencia, se comprende qué importante es la educación musical y, por lo tanto, el acto de creación, sobre el individuo. Al aumentar la capacidad creadora y la sensibilidad para valorar y mejorar las propias experiencias, irán mejorando los resultados. Este proceso creador que se trata de incorporar en las clases de música, será un elemento para la integración del niño.
La imaginación del niño es inagotable, y la continua experiencia con ellos, enseña que su poder de creación es superior al del adulto. Al familiarizarse con los elementos musicales, hará uso de ellos en función de su expresividad, y pronto los irá ubicando en forma lógica. El resultado será una forma de expresión espontánea y positiva.
Tener inteligencia musical quiere decir ser consciente de los diversos elementos del arte musical”. (Edgar Willems).
“La pedagogía musical debe partir de la vivencia artística y conducir hacia ella”. (Guillermo Graetzer).
Bibliografía ampliatoria:
Edgar Willems “Educación musical”
Elida G.de Bovone “Enciclopedia Práctica pre-escolar”
Froebel “Quiero que los niños inventen melodías” (1844).

Las comunicaciones que aquí se muestran son un servicio más, esta comunicaciones se dan primero en el aula y cuaderno de comunicaciones, por lo tanto no las invalida. www.elarcondeclio.com.ar